Patricio Raffo

cuerpo de catapulta en mí la ciénaga suavísima de su tibieza
diríase que quema desde el temblor
en los tifones del fuego
diríase que bulle y bulle desde el brillo de su sed
cuando abraza para que pulule el rizo

-no tengo otro lugar dónde quedarme
en el universo
y entreduermo en su costilla perfumada-

soy consciente que he nacido
pero también soy consciente que he vuelto a nacer
y que vuelvo a nacer
una y otra vez
cuando me arropa y minúsculo me expando
abracadabra del quejido su entrepierna que alimenta
rescoldo donde se cuecen lentísimamente
los trozos del amor pepitas de oro en los desiertos
que con sus yemas recoge una a una insospechadamente:
ni siquiera sabía que por la sangre andaban
a estas horas de la tardecita
como las tardecitas del pueblo que me hizo candor
humo de hojas secas en el aroma
de lo que siempre regresa
tal vez hombre una de las maneras

-me arropaban las bufandas de las tías
como me arroparan sus voces
que aún siguen llamándome desde el fondo de los patios
con los limoneros bailando entre las torcacitas-

idas y venidas desde el vaivén de un vals
donde todo es un arco gran vara al viento doblándose
blandamente
entre las caricias que siempre regresan
y este peculiar siseo enormemente dulce de los cipreses de su cuerpo
que posa sobre mí como si nada
como si la belleza fuese un licor suyo lavándolo todo por dentro
una mano asida a los huesos de la hermosura
una mano asida a los huesos de la hermosura
una mano asida a los huesos de la hermosura

a Maria Elena Beccaria

cuando el candor comenzó a caminar descalzo y desnudo
mientras las hojas del otoño se quemaban para siempre
en el cordón de las veredas de un pueblo ya lejano
María Elena elegía las miradas y los gestos
que habrían de entibiar el deseo de los años por venir

entre los tubos de ensayo y otros cristales desconocidos
fichas de pacientes y jeringas y frasquitos insospechados
en el laboratorio de Osvaldo construía con naipes de seda
los puentes en su perfume cruzándome a otras orillas

pasaron 40 años de esa dulzura que se sostiene

te habré llamado seguramente a lo largo de todo este tiempo
en el susurro de otras mujeres y de otras miradas
para que acudas a sol de las 2 en punto del silencio
para que quites los velos de aquella vez una vez más

te habré llamado acunando la memoria que te traiga
flaquita como siempre en el medio de la luz de alguna tarde buena
cargando con el peso que nosotros inventamos tibiamente
sobre tus hombros huesudos en el aroma de las flores de la plaza

ahora mismo te nombro mientras miro el río desde el ventanal
mientras miro pasar los autos y las motos y la gente ajena y distante

ahora mismo te nombro despacito en el ojo de miel que me diste
para que husmeara cada tanto lo imborrable

pasaron 40 años de esa dulzura que se sostiene

te guardé en una foto que conservo
y en la marca de agua que la tibieza le imprimió a mi vida
chiquita y flaca y tan poquito para tanto

¿habrás tenido hijos?
¿habrás tenido amores?
¿habrás urdido en otros gestos la belleza endulzándolo todo?

seguramente si camino por las calles de aquel pueblo ya lejano
vendrías al encuentro sin que tenga la necesidad de llamarte
sabrías de mis pasos en los sonidos de un Marzo sin fin
en las huellas del humo que se diluye permaneciendo pese a todo

ya lo sé
ya lo sé
ya lo sé
hoy lo supe

me recuesto en estas palabras al sol de las 2 en punto:
Osvaldo pone en marcha el 404 y nos alejamos por última vez
miro por sobre mi hombro y me saludás y te reís
entonces le digo a Osvaldo que pare
me bajo y corro toda esa cuadra que nos separa
y te abrazo para que nunca me abandones María Elena

El Viajador (Patricio Raffo / sudeste42@hotmail.com)

UNO
Cada Diciembre vuelven los jazmines y con los jazmines vuelve mi padre. Una vez más como cada vez. Una vez más, vuelve mi padre, desde todas las viejas rutas de andar recorriéndolo todo. Mi padre que vuelve, mi padre volviendo, mi padre en cada Diciembre como cada vez, pero encaramado al imbatible aroma de los primeros jazmines del verano.

DOS
Mi padre era un viajador. Me parece verlo. Me parece ver a mi padre recorriendo pilas y pilas de rutas machucadas por los años y por el tránsito de los camiones de carga. Me parece verlo recorriendo esas rutas, vaya uno a saber desde dónde hasta dónde, desde qué pueblito hasta qué pueblito, esquivando pozos, parando en las banquinas cada tanto o tomando algún cafecito en los boliches que iba encontrando a los costados del asfalto. También me parece verlo, a los saltos, por cientos y cientos de caminos de tierra, piloteando aquel DKW rural bordó: ese del motor dos tiempos y que funcionaba con mezcla de aceite y nafta como las motos. Sí, me parece ver a mi padre por esos caminos de tierra. Me parece ver a mi padre piloteando aquel DKW a los saltos y levantando infinitas palomas de polvo en esos guadales que se forman en las sequías de los calores. También puedo descubrirlo en las montañas del norte o en las fantásticas y tupidas selvas de Salta o en la impactante y bella aridez de Jujuy. Lo veo metiendo pata en los enormes atardeceres de Chilecito, esos de los rojísimos soles, que en esas horas manchan todo de rojo sin compasión, y lo veo riendo junto a otros viajadores, contando anécdotas de dudosa veracidad, en restaurantes que, seguramente, solo existen en la memoria  de los días que son parte del olvido. Y, además, me parece ver a mi padre cargando su vieja valija de cuero, esa que tenía el cobertor de tela gruesa de color marrón, con su muda de ropa, con sus pastillas para el dolor de cabeza, con la maquinita de afeitar desarmable, con una novelita de pesquisas o de gangsters y con esa opacada foto de Lisandro de la Torre que tenía pegada en el interior de la tapa.

TRES
Siempre traía regalos. No de esos que valen por su costo. Traía regalos de otro tipo, de esos que sólo él sabía buscar para cada uno de nosotros. Los otros regalos, esos que nos daba con su particular estilo de llegar siempre feliz, como si no le hubiesen pesado los miles de kilómetros que traía encima, como si volver hubiese sido todo, todo lo necesario para ser feliz. Recortes de cañas de azúcar de Tucumán, grisines artesanales de San Francisco, dulce de frutillas de Coronda, o algunos perfumitos de Paraguay cuando cruzaba la frontera. Mi padre inventaba regalos para que los regalos fuesen insospechados. ¿Quién podría imaginar que una vez iba a llegar con un cacho de banana en el baúl y el baúl atado con una


Nació en 1959 en Rosario (Argentina), donde vive.

Colaborador del diario La Capital y desde 1993 redacta contratapas para el suplemento Rosario 12 del diario Página 12.
Participante del Festival Internacional de Poesía de Rosario como poeta invitado y coordinador (Ed. 1993 y 1998).
Integrante del staff de la revista virtual Urbis tertium y miembro del grupo integrado músico–literario Urbis tango.
Integrante de diversas performances músico-literarias junto a la cantante Jimena Sánchez y al bandoneonísta Carlos Quílici.
Coordinador del ciclo literario Pensando en Rosario. Año 1998.
Ha tomado clases de actuación con Oscar Medina y Mirta Maurizi.
Como actor, ha sido protagonista de cortometrajes y del largometraje Terminal dirigido por Claudio Perrín. Año 2007.
Ha sido integrante del proyecto “Río Revuelto, leyendas del Paraná”, miniserie para televisión dirigida por Claudio Perrin. Año 2009.
Jurado del Concurso Internacional de poesía de Acebal. Año 2012.
Como realizador, ha sido parte del staff de filmación de los documentales “Fiestas Populares” y “Hip Hop” del  Área de Cultura del Distrito Oeste de la Municipalidad de Rosario. Año 2012.
Y parte del staff de filmación de clips sobre “Talleres de teatro, percusión y literatura” del Área de Cultura del Distrito Oeste de la Municipalidad de Rosario. Año 2013.
Jurado del 7mo. Certamen literario de poesía y. narrativa “Alberto Maritano” de la Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias, filial San Genaro. Año 2013.
Integrante del grupo escénico de la performance “Agua”, Premio Fondo Nacional de las Artes, a través de la curaduría, escritura y lectura de textos, junto a Belén Wegelin y Carola Rondinella en danza, Claudio Bergese en bandoneón y Ralf Seeber en fotografía. Año 2014.

Participante del I Encuentro de Escritores de Babahoyo, presentado la ponencia “El aporte del relato erótico al desarrollo literario”. Ecuador, año 2011.

Participante del II Encuentro de Escritores de Puebloviejo, presentando la ponencia “El complejo mundo de la invención literaria”. Ecuador, año 2014.

Director de la revista “Universitarios”, órgano oficial de difusión de actividades del Club Universitario de Rosario.


Publicaciones

PONENCIAS DEL 1º y 2º ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ESCRITORES DE BABAHOYO (Ecuador). “El aporte del relato erótico al desarrollo literario” (2011) y “El complejo mundo de la invención literaria” (2014) (Ensayo). Rosario, Argentina. 2014.
90 AÑOS. Club Universitario de Rosario (Historia de la Institución). Ed. Club Universitario de Rosario. Rosario, Argentina. 2014.
OTRO PASTO. Cinco poetas rosarinos (Poesía).  Ed. Fundación Ross. Rosario, Argentina. 2007
DIOS HEMBRA (Poesía). Ed. Los lanzallamas. Rosario, Argentina. 2003
RESTOS INEXPLICABLES (Prosa y poesía, con collage de Mario Perone) Ed. Bajo la luna nueva. Rosario, Argentina. 2000.


Figura en las antologías

AVAT-JOUR (Poesía). Ed. Gatogrillé. Rosario, Argentina. 2014.
20 AÑOS. Festival Internacional de Poesía de Rosario. Ed. Espacio Santafesino. 2012.
CUENTOS BATIDOS. Fabricio Simeoni / Federico Tinivella. Colaborador. Ed. Homo Sapiens. 2012.
CUENTOS SANTAFECINOS. Relato a cargo de Quique Pesoa. (Prosa / formato CD) Ed. Secretaría de Comunicación Social, Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado, Ministerio de Innovación y Cultura del Gobierno de Santa Fe, Argentina. 2010.
FIN ZONA URBANA (Poesía). Ed. Gatogrillé. Rosario, Argentina. 2010.
19 DE FONDO. Poéticas de la Construcción (Poesía). Ed. Gatogrillé. Rosario, Argentina. 2008
TEXTURAS Escritores en imagen. (Formato CD) Ed. Área Literaria de la Secretaría de Cultura y Educación de la  Municipalidad de Rosario, Argentina. 2007.
LOS QUE SIGUEN Veintiún Poetas Rosarinos. Ed. Los lanzallamas. Rosario, Argentina. 2002. 
CAFÉ CON LETRAS (Poesía) Ed. Editorial Municipal de Rosario. Argentina. 1997.



sudeste42@hotmail.com